He llegado con mi cánticonavegando en un esquife
a las costas de Recife
cruzando todo el Atlántico.
Soy un trovador romántico
que cualquier distancia vence
y antes que nadie lo piense
se maravilla en su viaje
ante el hermoso paisaje
de la región olindense...
De pronto, cuando las nubes
discuten, la lluvia arrecia
y volando en cada iglesia
se guarecen los querubes.
Olinda, bajas y subes
por tus calles serpenteantes,
donde danzan tus gigantes
y corren perros y gatos:
paso en ti momentos gratos,
mágicos y estimulantes...
Olinda tiene mil manos
multiplicando fulgores
a través de sus pintores,
repentistas y artesanos...
Intuyendo sus arcanos,
voy silbando mientras este
celestial cielo celeste
su luz cariñosa brinda
a cada rincón de Olinda,
maravilla del nordeste...
Olinda es una garota
bailando en el carnaval,
moviendo un cuerpo sensual
al compás de cada nota.
De sus contorsiones brota
una alegría febril
y una sonrisa gentil
de ananá, melón y guinda,
que le da el sabor a Olinda,
maravilla del Brasil.
Olinda es una leyenda
que se vuelve realidad,
dándonos felicidad
y vitalidad tremenda.
Ojalá vocé comprenda
lo que dice este poeta
y venga como saeta,
de sus angustias prescinda
y haga una escapada a Olinda,
maravilla del planeta.
Olinda es una aventura
agradable de emprender,
que ofrece todo el placer,
el paisaje, la cultura.
Paraíso de hermosura
bajo el cinto ecuatorial,
en mi trova musical
dejen que feliz yo rinda
todo mi homenaje a Olinda,
maravilla universal...
